San Cayetano: Los más pobres no van
La mayoría de quienes fueron a pedir trabajo para sí perdieron su empleo en el último año
Marina Kabat – Investigadora del CONICET y directora del Taller de Estudios Sociales – CEICS
Mucho se dice sobre la manifestación de San Cayetano que, como otros eventos religiosos suele estar asociado a un imaginario que la propia iglesia crea. A diferencia de otros tipos de manifestaciones aquí no hay datos de convocantes y opositores, sino que sólo trascienden las cifras que emite la institución eclesiástica. En 1993 Edna Muleras y su equipo contó la cantidad de personas que hacían fila a las puertas de la iglesia de San Cayetano. Frente a los medios que repetían la cifra de un millón de personas en Liniers, mostró que la convocatoria rondaba sólo los 70.000 fieles. Otra imagen establecida es la que asocia a los asistentes al acto con las capas más pauperizadas de la población obrera. Una encuesta realizada por el Taller de Estudios Sociales del Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales –CEICS- arroja resultados que podrían matizar esta visión. El 7 de agosto realizamos 510 encuestas, para conocer, en primer lugar, el motivo de los asistentes a San Cayetano. El resultado fue que el 51% había ido a agradecer trabajo, el 25% a pedir trabajo y el 23% a agradecer y pedir.
Entre los que piden trabajo, 29% lo hacen para sí. A este grupo de personas, corresponden todos los datos citados a continuación, tomados sobre 140 encuestas. El 41% son mujeres y el 59% son hombres (al revés de lo que ocurre entre quienes piden o agradecen por otros). La mayoría (el 31%) tiene entre 19 y 29 años; y le siguen en importancia las personas entre 30 y 39 años (22%). En tercero se encuentran las personas entre 50 y 59 años (19%) y seguido por el grupo de entre 40 y 49 años (17%). La abrumadora mayoría vive en provincia y es propietaria de su vivienda. Un 7 % vive en villas y un 5% en una pensión o inquilinato.
La mayoría (31%), tiene secundario completo, en segundo lugar se encuentran quienes finalizaron la educación primaria (28%) y en tercero quienes iniciaron pero no finalizaron el secundario. Quienes no tienen instrucción formal o no completaron la primaria tienen poco peso (10%), que incluso es menor al de aquellos que tienen estudios universitarios completos o incompletos (14%). Al mismo tiempo la mayoría pertenece a familias nucleares con 4 miembros (26%). No hay una presencia importante de familias numerosas, sólo el 7% tenía más de tres menores en el grupo familiar.
El 21% de quienes fueron a pedir trabajo para sí tienen un empleo en relación de dependencia que desean cambiar. El principal motivo de esto es el bajo salario que perciben y, en segundo lugar el trabajo en negro. Entre quienes fueron a pedir trabajo para sí porque no tienen ninguna ocupación remunerada cerca de la mitad (48%) no tiene trabajo hace menos de 1 año y de este grupo la mayoría sufrió la pérdida del trabajo en el último semestre, es decir la mayoría ha perdido su empleo con la crisis actual. Entre quienes se quedaron sin trabajo en el último semestre sólo el 14 por ciento cobra seguro de desempleo. Esto se debe a la incidencia del empleo en negro. Para el 37% de los entrevistados que estaban desocupados su último trabajo fue en negro. Entre ellos el 43% nunca trabajó en blanco.
En la mayoría de estos hogares sigue contando con alguna fuente de ingresos porque en el 75% de los casos al menos un miembro del grupo familiar tiene empleo. Sólo un 5% asiste a un comedor barrial y sólo el 2% envía a sus hijos a una escuela con comedor. En el 92% de los casos nadie del grupo familiar asiste a algún tipo de comedor.
En el 48 % de estas familias alguno de sus miembros realiza alguna changa, en casi la mitad de los casos se trata de la persona que fue a pedir trabajo. Estos empleos eventuales pueden ser en actividades vinculadas con la construcción, las tareas domésticas, reparto y trabajo de fletes, dictado de clases, entre otras. Ni en las actividades eventuales mencionadas ni en la pregunta acerca de otros recursos para sobrevivir aparecieron las actividades propias de las personas en peor condición económica (cartoneo, venta ambulante, recurso a la caridad). Al mismo tiempo sólo el 21% de los desocupados entrevistados recibían algún tipo de plan social o subsidio del gobierno, excluyendo el seguro de desempleo.
En síntesis, la encuesta da cuenta de los principales problemas del trabajo hoy. Esto se manifiesta en el deseo de cambiar de trabajo por los bajos ingresos o el empleo en negro; la precariedad laboral que hace que la mayoría de aquellos que perdieron recientemente su empleo no cobre el subsidio correspondiente por provenir de un trabajo no registrado. Al mismo tiempo, todo el perfil de los entrevistados nos muestra que no parecen pertenecer al sector más pauperizado de los trabajadores, aquel entre el cual recluta sus integrantes el movimiento piquetero.