Reseña de «Poesía y teatro. Obra completa» (de H. Costantini), Ediciones ryr 2012, por Rubén Sacchi, 31/5/2014
En el excelente y profuso prólogo a este libro, la Licenciada en Letras Rosana López Rodríguez escribe: “Igual que sucede con la producción cuentística, finalmente el hombre es uno solo, la poesía y el teatro de Costantini se resumen en un finteo permanente con la vida concreta, con la vida social, es decir, con el amor y la política”. No podría ser de otra manera, cuando el arte es atravesado por la ética militante y el compromiso con la humanidad.
Humberto Costantini integró el FATRAC, Frente Antiimperialista de Trabajadores de la Cultura, órgano cultural de Partido Revolucionario de los Trabajadores que funcionó bajo esa sigla entre 1968 y 1972, llevando a ese ámbito los cuestionamientos de la violencia revolucionaria. El presente volumen viene a completar el rescate de su obra literaria, comenzado con la edición de sus Cuentos completos 1945-1987, de la misma Editorial. Y debemos hablar de rescate, porque su notable obra que mereció, entre otros galardones, el premio Casa de las Américas y hasta la adaptación al cine de su novela Háblenme de Funes, por el realizador Raúl de la Torre, curiosamente no tuvo la trascendencia que merece. Tampoco su vida, tenaz y consecuente, fue objeto de estudio y difusión masiva.
Costantini decía: “Hay que atornillarse a la silla”, y era lo que hacía con más amor. Escritor incansable, el cáncer lo encontró trabajando, dejando inacabada la novela La rapsodia de Raquel Liberman, donde abordaba un tema tan actual como es la trata de blancas, entonces por la Zwi Migdal, mafia de origen judío. Toda su obra mantiene una feroz vigencia, no podría ser de otra manera, mientras las mismas injusticias siguen castigando al pueblo.
Conciente de que “Nos estamos ocupando de un tipo especial de comunicación entre los hombres: un tipo de comunicación profunda, de adentro, parecida al amor…” su poesía interpela la rutina “el viejo embozalarse en molinetes,/ el viejo insomnio trepando pasamanos” o “Ellos esperan,/ (…)/ te ofrecen su fraterno aburrimiento,/ te muestran lindos nichos,/ te convidan.”; y denuncia la democracia represiva de la Triple A: “la vida no era/ ese derecho innato, indiscutible,/ (…)/ la vida…/ (…)/ en esta hermosa, pródiga y parapolicial/ República Argentina,/ no vale una puteada”.
No caeré en el lugar común de llamar a éste un libro necesario, sólo agregaré lo que el autor decía, un verdadero artista planta siempre su “bandera de dignidad”.