«El Precio» (Andrés Rivera), reseña de Rubén Sacchi para Diario de los Poetas
El precio
Andrés Rivera
Ediciones Razón y Revolución, 2011
Novela, 216 pp.
por Rubén Sacchi
Escritor, director de cine y fotógrafo.
Director de la revista cultural Lilith
Si hay algo cierto en estos tiempos, es que la política ha vuelto a ser tema de debate entre la gente y, lo que resulta más auspicioso, entre los jóvenes; pero es igual de verdadero que el nuevo discurso parece ir en una sola dirección como si el paradigma hubiera mudado y, a la vez, resultara incuestionable.
Es mejor el exceso de aire que su ausencia, pero si ésta asfixia la otra, en una misma dirección, también ahoga y el resultado final sigue siendo el mismo: la muerte. Y cuando lo que se intenta oxigenar son las ideas, lo que muere es el pensamiento como factor cuestionador y constructor de la Historia.
En ese sentido hay que celebrar la aparición de la Biblioteca Militante, que la editorial Razón y Revolución lanza a las librerías en ediciones cuidadas y económicas que pondrán al alcance del lector crítico, 250 títulos divididos en cinco colecciones: Historia Argentina; Arte y Filosofía; Básicos del Socialismo; Problemas Contemporáneos y Literatura en Acción.Esta última incluye obras casi inhallables, como la que nos ocupa, primera novela de Andrés Rivera de la que el autor casi reniega, pero que aporta una visión acabada del sindicalismo y las relaciones laborales del período pre y post 1945, año en que las masas movilizadas llevan al poder al, entonces, Coronel Juan D. Perón, todo expuesto en un marco social no excento de pasiones humanas, donde lo mejor y lo peor de ellas se evidencia. El trabajo sobre el diálogo interior de los personajes acerca una interesante visión de la psicología de los diferentes actores y la derivación en sus actos.
Hay párrafos memorables que grafican maravillosamente la alienación del obrero en un sistema de producción capitalista: “Son las ocho de la mañana. Dentro de seis horas termino el turno. Seis horas más tendrán estas paredes, seis horas más de electricidad en el reloj, treinta metros más de tela; (…) seis horas se habrán desvanecido en el tiempo, en mis venas, (…) en las venas del mundo”. Y ¿qué sociedad puede construirse bajo ese sistema que genera desasosiego y angustia en sus habitantes?: una violenta e insolidaria, y Rivera la pincela así: “Un hombre iba a morir en Buenos Aires. Un hombre. Apenas eso: un hombre. ¿Cuántos mueren, desaparecen, son devorados por la ciudad, en silencio, sin ruido, sin protesta?”.