Otros relevamientos, encarados por sindicatos o asociaciones docentes, arrojan resultados dispares. El que realizó la Asociación del Magisterio de Rosario (en 150 establecimientos) sugiere que el 20% de los establecimientos relevados tienen casos de Covid, el 42% tienen burbujas aisladas, y de las personas con síntomas, el 41% son alumnos y el 39%, docentes.
Otro, realizado por el Sindicato Docente de Escuelas Privadas (Sadop) de la misma ciudad, informa un total de 230 personas aisladas por Covid (34,48% de los positivos son docentes y 20,69%, alumnos).
Por su parte, la investigadora del Conicet e historiadora de la educación Romina de Luca, detectó hasta el 30 de marzo 1018 casos en todo el país mediante un registro iniciado por el Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales (Ceics) y la Corriente Nacional Docente Conti Santoro. “Tenemos un link en el que se puede cargar esa información y luego la chequeamos –explica De Luca–. Estos 1018 casos son apenas una muestra, porque es información voluntaria de los docentes y familias. De acuerdo con nuestras estimaciones, un 7% de las escuelas reportaron casos, y los contagios están creciendo semana a semana”.
Diecisiete millones de personas
Según la especialista, el sistema educativo nacional moviliza a más de 10.500.000 alumnos en la modalidad común (sin incluir el nivel superior no universitario que recién se está iniciando o va a mantener sistema de “cursada” virtual). A esto se suman 107.000 estudiantes en la modalidad especial, 1.376.000 en la modalidad técnica, y 756.800 en primaria y secundaria de adultos. Es decir, que grosso modo el sistema educativo moviliza 11.500.000 estudiantes más 1.458.000 docentes y no docentes. Si a esto se le suman madres y padres encargados de llevar y traer a los más chicos, el total de personas involucradas en las clases presenciales alcanza a unos 17 millones.
“Tal vez el número [de casos] parezca pequeño, pero hay que destacar que por el sistema de burbujas no están afluyendo a las escuelas estos 11.500.000 todos juntos, sino de forma escalonada –dice De Luca–. Dos o tres días a la semana o en semanas intercaladas. Hay que tener en cuenta que en las escuelas se concentran 15 personas en 40 metros cuadrados durante tres o cuatro horas respirando el mismo aire. Luego, la mayoría utiliza el transporte público; sabemos que está colapsado y es uno de los principales focos de contagio”. La científica, además, dice que esta presencialidad aporta poco, ya que el alumno está recibiendo la mitad de los contenidos y del tiempo de clase.
“En el país, por lo menos 4.300.000 niños y niñas carecen de una computadora o tablet para uso escolar exclusivo –destaca–. El Ministerio prometió repartir 500.000. Así, lo que menos vamos a hacer es resolver la desigualdad educativa. Habría que contratar más docentes, reducir grupos para hacer un seguimiento personalizado… pero eso no está en carpeta”. Y opina que las clases deberían suspenderse hasta que se haya avanzado con la vacunación masiva.