Todavía no hace un mes del retorno a clases y ya se muestran las consecuencias de la presencialidad: 12.936 casos, 771 en la provincia en un solo día. En apenas tres semanas, Corrientes registró 6 contagios en escuelas. Esto ocurre pese a las declaraciones oficiales que hablan de casos “extraescolares”.
La presencialidad moviliza a casi 400.000 alumnos, a docentes en 28.000 cargos y cientos de miles de familias correntinas. Fueron vacunados apenas 5.093 docentes sobre un total de 72.604 inoculados de ese 1.120.801 de habitantes provinciales.
No habrá que esperar mucho para que los casos proliferen. Suponer que “abrir” escuelas es una actividad es, sencillamente, un despropósito: nada mueve a la mitad de la población.
Un relevamiento propio registra un total de, por lo menos, 781 casos reportados en escuelas en todo el país. Esto recién empieza porque hoy los alumnos concurren una fracción de la jornada escolar, alternadamente, en un esquema de burbujas que más bien organiza la virtualidad. La educación continuará supeditada a la suerte de cada familia y a sus recursos aumentando el peligro de la pandemia.
Estamos siendo lanzados a un experimento letal que no tiene por objetivo aportar a la educación de millones, sino consolidar funciones de guardería social para la escuela.